Maratón de clases y toma por las becas en el Nicolás Avellaneda

Estuve con los chicos del Nicolás Avelleneda, uno de los colegios que da pelea contra el recorte de becas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Dictan clases las 24 horas en un colegio porteño tomado

Buenos Aires, 28 de agosto de 2008.- Medianoche en Palermo Hollywood. Setenta personas reunidas en un centenario edificio de tres plantas y estilo ecléctico. No es un boliche ni un restaurante, es una escuela secundaria pública con alumnos, docentes y padres empeñados en una singular protesta.

«Colegio tomado con clases», dice un cartel de tela escrito con aerosol colgado de la fachada del 5528 de la adoquinada calle El Salvador, a una cuadra de Juan B. Justo.

Es el nacional 4 «Nicolás Avellaneda», fundado en 1903 y actualmente con unos 1100 alumnos, uno de los trece colegios donde estalló la rebelión contra los recortes en las becas dispuestos por el Gobierno de la Ciudad.

Allí el conflicto tiene dos singularidades, a saber: entre los alumnos a quienes se les negó la beca figura la abanderada de la escuela y la toma incluye el dictado normal de clases, en una actitud que fue reforzada con una maratón de clases por 24 horas.

El paisaje en el hall central, presidido por un bronce de Avellaneda, era en las primeras horas de hoy similar al de cualquier toma estudiantil. Un cartelito indicaba dónde se acopiaba la «comida para la noche» mientras otro avisaba que «en caso de precisar el botiquín (hay que) avisar a Ivanna«.

La gran diferencia era que tres horas después de terminado el turno nocturno del miércoles, había allí más de 50 alumnos, una decena de docentes y otros tantos padres, y todos escuchaban atentos al profesor que exponía.

El docente de historia Enrique Vázquez citaba «Las venas abiertas de América Latina», de Eduardo Galeano, en una reseña de la gestación del actual momento de la región, con su componente de realismo mágico, como lo denominó Gabriel García Márquez.

«Esto que estamos haciendo, estas clases en mitad de la noche también forman parte del realismo mágico de este continente», dijo, extrayendo sonrisas de las caritas adolescentes con sueño que alternaban con señoras de las cuatro décadas y alguna barba entrecana, y ganándose un unánime aplauso final.

«Nuestro lema es ‘mientras (el ministro porteño de Educación, Mariano) Narodowsky duerme, el Avellaneda estudia», dijo Lucía González, presidente del Centro de Etudiantes, a las 2 de hoy, tras un taller de Educación Sexual, tema que en sí mismo es otro mensaje para las autoridades educativas.

La actividad fue guiada por profesores del colegio y profesionales de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), una entidad que capacita docentes, cuya presidente, Mabel Bianco, estuvo en la escuela «para acompañar y ser solidaria con esta comunidad educativa».

El profesor de inglés y de literatura Jorge Arietto, que a esa hora libraba una batalla desigual contra el cansancio, destacó que pese a los días de toma transcurridos «yo, que tengo quinto año por la mañana, hoy (por el miércoles) tuve 19 alumnos presentes sobre 24».

Juan Oromí, delegado de 4to. 5ta., se congratuló del apoyo logrado por el reclamo estudiantil y elogió sobre todo la actitud de los docentes del establecimiento, que contrasta con la de otros colegios en conflicto.

Arietto dijo que la participación docente en la medida se decidió en una asamblea del colegio en línea con una tradición en el Avellaneda de unión entre profesores y alumnos.

El dato es clave dadas las directivas del Ministerio de Educación porteño que según Vázquez, «manda mensajes confusos como pedir que se interrumpan las clases si hay toma con un llamado telefónico y no por escrito».

En cuanto a los padres, María, mamá de una alumna de quinto año, subrayó «la responsabilidad de los chicos, que quieren tener clases y saben que las becas son sinónimo de inserción educativa».

«La solidaridad que demuestran los engrandece como personas y los adultos debemos apoyarlos y no boicotearlos como hace el Ministerio de Educación», afirmó.

Lucía, la titular del centro de estudiantes, recalcó además que «a las 6, entre todos limpiamos, pasamos el trapo, acomodamos los bancos para que cuando llegue el turno mañana esté todo en condiciones para el dictado normal de las clases del día».

Así transcurrió la noche en el Nicolás Avellaneda, un colegio que a tono con el esnobismo comercial de la zona bien podría exhibir en su frente un cartelito de «open 24».  Raúl Queimaliños

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4 comentarios en “Maratón de clases y toma por las becas en el Nicolás Avellaneda”

  1. enrique vázquez Says:

    Raúl, excelente tu crónica de la trasnoche en el Avellaneda. Tiene calidez, detalles y un muy buen relato. Hoy fue muy comentada por profesores y alumnos del colegio. Ya te mandé la foto que te había prometido. Y qué asco la foto de tapa de La Nación con los choripanes en primer plano y el artículo de Mariano (de Vedia). Al parecer, para el otro Mariano (el ministro), la fuente para saber qué pasa en los colegios es la tapa de La Nación.
    abrazo
    Enrique Vázquez

  2. Queima Says:

    Padres de alumnos del Nicolás Avellaneda presentaron el tema ante la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y solicitaron una entrevista. En su nota mencionan entre otros conceptos:

    «La extemporaneidad de los pocos casos en que (las becas) fueron efectivizadas -ya que debiera ser a comienzos del año lectivo, cuando dicha asistencia se requiere para la oportuna adquisición del material didáctico indispensable- tampoco ha sido ajena sino directamente responsable de los casos de abandono del colegio por chicos que no cuentan con los recursos mínimos e insoslayables para concurrir a clases. Igual gravedad reviste la inconsulta y arbitraria disminución del número y monto de las becas autorizadas para el año en curso».

  3. luis mango Says:

    muy buena la nota, estoy buscando informacion del colegio nicolas avellaneda para inscribirlo a mi hijo para primer año. quería saber que tal el colegio, los profesores, los alumnos, gracias

  4. mariana rojo Says:

    Hola quería saber si alquilan el patio o algún salón para eventos literarios y cuanto saldría 6hs. Queremos promover la lectura en los chicos con bestsellers infantiles


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