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Crónicas de Pérez 15: libertad/seguridad

2 febrero 2013

– Escuchame inconsciente –le dije a Pérez, mi perro-, acaso te pensás que vivís en el campo. No podés ir correteando por allí y que te pise un auto ¡o el tren!

– No te enojés, Rauli -cuando está contemporizador me dice Rauli, como mi hermana-, es que necesitaba hacer ejercicio… mejor dicho, necesitaba, por un rato, moverme en libertad.

– Pero con la libertad que te tomaste pusiste en riesgo tu seguridad. Yo te vi cruzar las calles sin mirar y sin preocuparte por semáforos ni sendas peatonales. Hasta te pudieron robar.

– Bueno, justamente, si me atengo a las normas, ¿dónde estaría la libertad que quise disfrutar? Si hasta bozal me tendrías que poner además de la correa.

– Y bueno, viejo, es el precio de vivir seguro.

– Pará, pará, no es tan simple. Libertad o seguridad es un debate que lleva siglos y no se puede zanjar con un par de afirmaciones de autoridad. Los humanos lo vienen discutiendo entre ellos desde que inventaron la esclavitud, y con los animales desde bastante antes, cuando crearon la domesticación. Y este episodio ocurrió justo en el bicentenario de la Asamblea del Año XIII, que buen aporte hizo.

– ¿De qué me hablás? La ciudad es peligrosa para vos suelto.

– Sí, Rauli, pero está en mi naturaleza, como te explicó tu hijo con el ejemplo de su gata Amelie, que se va a pasear por la cornisa.

– Bueno, es el mismo caso. Te quiero proteger, debo hacerlo.

– Pero decime, ¿acaso vos no tomás riesgo cuando te permitís que hagamos los paseos de noche por calles desoladas? Ahí el que te protege soy yo.

– Y sí…

– Por eso, charlemos esto con detenimiento para encontrar un buen acuerdo. El debate libertad/seguridad es una falacia cuando se finge que se ofrece seguridad pero el propósito es coartar la libertad, por ejemplo, en la ganadería y en los zoológicos.

– O en las mafias y en las dictaduras …

– Así es, la clave es la intención del que tiene la capacidad de dar seguridad. Si es el estado, que sea democrático y pueda ser controlado por la ley y la ley funcione.

– Pero, ¿y entre nosotros?

– Rauli, yo te reconozco como líder de la manada y no dudo de tus intenciones. Aquí lo que determina es la confianza. Tenemos que encontrar una solución.

Clarín y otros 17 diarios siguen publicando avisos de oferta sexual

16 diciembre 2012

A propósito del indignante fallo absolutorio para los acusados por el secuestro y explotación sexual de Marita Verón, que tan crudamente arrojó al rostro de la sociedad la vigencia de las redes mafiosas de la trata, quisiera dar datos frescos sobre la complicidad de ciertos diarios.

La oferta sexual a través de diarios sigue funcionando pese a la prohibición expresa dispuesta por el decreto 936/11, firmado en junio del año pasado por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, contra el denominado «rubro 59», una medida inspirada en la lucha de Susana Trimarco por recuperar a su hija Marita.

La oficina de Monitoreo de Publicación de Avisos de Oferta de Comercio Sexual, que dirige Chantal Stevens en el Ministerio de Justicia, afirma que la gran mayoría de los medios cumple la norma, pero que 18 diarios siguen eludiéndola.

Es cierto que ya no ofrecen servicios sexuales en forma explícita, pero aparecen ofrecimientos de supuestas «masajistas», que las autoridades constatan que remiten a prostíbulos, y pedidos de «señoritas» para captar jóvenes para la prostitución.

El 35% de todos los avisos de este tipo que se publican en el país sale en Clarín; lo siguen La Capital, de Rosario, con 29 por ciento; la Capital, de Mar del Plata, con 9, y La Voz del Interior, de Córdoba, con 6. Datos suministrados por el Ministerio de Justicia.

Esos cuatro diarios concentran entonces el 79% de todos los avisos de este tipo. El otro 21% se reparte entre otros catorce diarios.

Bomberas parte 3: Uruguay

20 agosto 2012

 Cierro las entrevistas a bomberas latinoamericanas durante el Encuentro Internacional de Bomberos que se hizo del 15 al 17 de agosto en La Rural. ¿Hacen las mismas tareas que los varones? ¿Sufren machismo? ¿Cómo se arreglan con su vida familiar? ¿Cómo surgió su vocación? Hoy, responden dos bomberas del Uruguay.

En Uruguay, los bomberos son profesionales, pertenecen a la policía y sólo entre los oficiales admiten mujeres. Hay nueve bomberas en todo el país, las dos últimas en recibirse fueron Alda Machado (26 años) y Ana Clara Machado (21), que no son parientes. Ambas fueron directo del liceo (secundario) a la Escuela Nacional de Policía, de donde egresaron en 2008 y 2011, respectivamente, tras una carrera teórico-práctica de oficial de bomberos de tres años de duración.

Habla Ana Clara:

“Yo no tengo ningún familiar bombero, a mí me gustaba la profesión. Vivo con mis papás y mis hermanos y, desde que les conté, me apoyaron en todo. Eso es muy necesario porque la escuela es un internado.

“El trabajo en el campo es lo que más me gusta. Tener miedo al fuego es humano y está bueno, porque es lo que te va a marcar los límites. No sentirlo te puede jugar en contra y convertirte en la víctima.

“Mi primer incendio fue mientras era cadete, porque mientras estudiamos salimos al lado de un oficial para ir aprendiendo, para tener noción de lo que es el mando de las operaciones.

“Ahora llevo solo ocho meses en actividad, soy mujer, y tengo la edad de las hijas de algunos de los hombres que tengo a cargo en el Departamento de Materiales Peligrosos. No es fácil, hay que manejarse con mucha cintura. Probar diferentes métodos y adoptar el que funcione mejor”.

Cuenta Alda:

”Mi padre fue oficial. Me crié en el cuartel. Salí del liceo convencida de lo que iba a hacer. Ahora estoy en el Departamento de Habilitaciones, que controla que los locales comerciales y los edificios cumplan las normas preventivas.

“Mi bautismo de fuego fue en el incendio del centro comercial Tres Cruces, de Montevideo, que se declaró de madrugada y no causó víctimas, pero hubo que trabajar toda la noche para apagarlo. Fui la primera en entrar, con un subalterno, para ver dónde estaba el fuego, que se había generalizado en tres locales. Yo dirigí el primer ataque adentro.

“Lo más duro es ver personas lastimadas, con vida. Ver un muerto es ver un macaco, pero ver a la gente sufrir es muy duro. Me pasó cuando hubo una explosión en el barrio El Buceo. Una mujer murió, pero un chico de 14 años quedó muy quemado. Es lo más difícil, hay que prepararse para enfrentarlo y se hace.

”A las chicas con vocación, les digo que la sigan sin que importen los obstáculos; es una profesión maravillosa”.

Bomberas parte 2: Colombia

19 agosto 2012

Indira (atrás) e Imelda

Sigo con las entrevistas a bomberas latinoamericanas durante el Encuentro Internacional de Bomberos que se hizo del 15 al 17 de agosto en La Rural. ¿Hacen las mismas tareas que los varones? ¿Sufren machismo? ¿Cómo se arreglan con su vida familiar? ¿Cómo surgió su vocación? Hoy, responden dos bomberas colombianas.

En Colombia, los bomberos cumplen guardias de ocho horas y cobran sueldo, prestan un servicio público que tiene financiación privada, de una fundación. Muy diferente a la Argentina, pero no sé más detalles para contarles.

La cabo Indira Mosquera y la sargento segunda Imelda Gutiérrez rondan los 40 años y trabajan en los Bomberos Voluntarios de Cali. Son dos de las tres mujeres en un regimiento de 200 efectivos. Hay otras mujeres pero en funciones administrativas.

Responde Indira:

“Llevo 16 años en la institución y soy jefa de turno. Sólo en este año llevo unos 20 incendios. Muchos forestales. Es que vivimos en el valle del río Cauca, entre la Cordillera Occidental y la Central.

“Mi bautismo de fuego fue muy inesperado. Me tocó con el mejor bombero de Colombia, Ricardo Ramos, uno de mis maestros. Habíamos ido a un derrame de combustible y estábamos echando aserrín cuando vino el aviso. Se quemaba el tercer piso de una empresa de confecciones. Parecía que el corazón se me iba a salir. Fue muy emocionante.

“¿La familia? Tengo un bebé de 6 años. Para todos es un problema pero yo he integrado mi familia a la otra familia que tengo. Quiero que sepan qué hago, cómo trabajo, dónde estoy y qué me puede pasar.

“Antes trabajaba en una oficina. Aquí me pagan por divertirme. Una vez fui a un incendio muy grande embarazada. No se lo había dicho a nadie. Se quemó una bodega muy grande, de una multinacional. Algo así no se repite en 30 o 40 años, y no me lo quería perder.

“Es normal sentir temor. El día que uno no lo sienta, algo va a pasar: no se debe ser confiado.

«Las mujeres no tenemos que demostrarle nada a nadie, solo a nosotras mismas. La fuerza del hombre acaba donde empieza la de la mujer y la fuerza de la mujer acabadonde empieza la del hombre. Somos un complemento. No vamos a demostrar nada ni a quitarles lo que pueden hacer”.

Relata Imelda:

“Soy bombera hace 12 años. Mi hermano mayor es bombero y siempre fue una referencia importante para mí, porque no teníamos padres. Empecé como bombera forestal. Después de un año, pasé a la guardia, es decir, a la línea de fuego. Hoy soy instructora en la Escuela Interamericana de Bomberos.

«Antes, los hombres nos querían a un lado. Hoy entrenamos juntos y de la misma forma, sin comparar la fuerza, y cumplimos todas las tareas. No hay machismo. Nos apoyan al máximo siempre que respondamos como equipo.

“Como instructora, entreno varones y de vez en cuando aparece alguna mujer. Hay 50 bomberas en todo Colombia. Es a las que más duro trato. ¡Vamos que Usted puede!, les digo. Algunas han llorado y se han querido ir, pero lo logran.

“A otras chicas que quieran ser bomberos, les digo que esta labor es muy bonita, que se hagan partícipes de esta hermandad, que hace el bien a la comunidad sin esperar nada a cambio”

Bomberas parte 1: Argentina

18 agosto 2012

Del 15 al 17 de agosto se hizo en Buenos Aires un fraternal Encuentro Internacional de Bomberos, con delegaciones de países hermanos y de cuarteles locales. Me llamó la atención que hubiera unas cuantas bomberas y fui a entrevistar a algunas. ¿Hacen las mismas tareas que los varones? ¿Sufren machismo? ¿Cómo se arreglan con su vida familiar? ¿Cómo surgió su vocación?  Hoy, las respuestas de bomberas argentinas.

Vanesa Noguera, de San Pedro, y Verónica González, de Ituzaingó, ambas de 27 años y bomberas hace seis, pertenecen a cuerpos que integran la Federación de Bomberos Voluntarios «2 de junio», que abarca 17 distritos bonaerenses con unos 2000 efectivos en total.

Vanesa relata:

«Mi papá fue bombero 25 años. El oficio me atraía, tenía curiosidad, pero a mi mamá no le gustaba. Igual hice el curso para ingresar y me reenganché, y después, a cada experiencia de ayudar a la gente, te gusta más. El curso es teórico-práctico y dura todo un año.

«Para vivir, en general trabajo en el comercio, y dedico horas de voluntaria a esto, repartiendo el tiempo con mi familia, con mi marido y mi hija de dos años. A veces hay alguna discusión, porque por ahí tenemos algún plan, alguna salida juntos, y suena la sirena y tengo que olvidarme de todo y salir corriendo. Pero se lleva.

«Cumplimos las mismas funciones que los hombres. Sabemos manejar una línea (manguera), cortar la luz o atender una víctima. Trabajamos a la par de los varones. Hay gente que no hace diferencias y otras te limitan por ser mujer. Pero esto no pasa en general con mis compañeros. Siempre a la par, sin limitarme por más cansada que esté. No hay que abandonar en ningún momento.

«La situación más dramática que me tocó fue el choque múltiple la ruta 9 en 2009 por la niebla, con decenas de heridos. Uno quiere ayudar a todos y tiene que fijarse en la prioridad».

Verónica cuenta:

«Yo nací en el Chaco y me mudé al conurbano. Un día pasé por la puerta del cuartel y entré a preguntar, por curiosidad. Ahí descubrí que me gustaba.

«Hice el curso de seis meses. Mi primera salida fue para rescatar a un gato; luego una driza (bandera enredada) en una escuela, y hasta ahí, todo tranquilo, pero sonó la alarma: fuego en una casa de familia.

«Mi jefe me dijo ‘Yo te voy a sacar buena’, y me puso con una línea en una pieza y me marcó dónde atacar. ‘El fuego tiene vida -me dijo- pero te tiene más miedo a vos que vos a él. Cuando vuelva tiene que estar apagado’. Después de 20 minutos, lo había hecho. Fue mi bautismo de fuego.

«La relación con los compañeros a veces se hace difícil. Éste es un país muy machista. Se creen que la capacidad de las mujeres es inferior. A veces una está limitada por lo físico, pero mi agilidad juega a favor. Una vez se incendiaba un taller de chapa y pintura, había cuatro autos y no se podía pasar. Fui la única que pudo saltar un paredón para atacar el fuego en la base.

«Yo soy madre soltera de un nene de 6 años y vivo con mi mamá y mis hermanos.  Ser bombero sin apoyo de la familia no se puede. Todos me apoyan y yo les contagié la vocación. Mi hermana está esperando cumplir los 18 años para hacer el curso para aspirantes, y también mi cuñado.

«A mi nene lo llevo al trabajo. Cuando tengo guardia nocturna duerme en el cuartel. El 2 de junio (Día del Bombero), vino con sus compañeros de la salita (jardín de infantes) y él les mostraba todo. ‘Mi mamá saca la manguera de aquí, ésta es la autobomba, aquí está la ropa’. Creo que también va a ser bombero».

Karina Trejo

La competencia de Actividades Bomberiles, realizada en un patio de La Rural, no tuvo la exigencia de los Juegos Olímpicos pero tampoco se trataba de embocar un corcho en una copa, y fue durísima para las participantes mujeres.

Karina Trejo, 40 años, maestra jardinera y efectivo del cuartel central de Bomberos Voluntarios de Villa Ballester, puede dar fe de la exigencia, a tal punto que a cinco metros de ganar su competencia, cayó exhausta, se golpeó y abandonó, pero con la suerte de que hubo cientos de colegas cerca para ayudarla.

Esta mujer de 1,50 metros de altura, que usualmente está al frente de la salita de 5 años, compitió enfundada en su equipo antiflama, con casco, máscara de oxígeno y pesado tanque como mochila, contra una colega, más alta y fuerte, que fue al frente en casi todo el recorrido.

Subió una escalera de dos tramos llevando al hombro una manguera atada de 30 kilos. Izó con una cuerda otra manguera enrollada. Bajó a la carrera, hizo deslizar un objeto pesado a golpes de maza y corrió en zigzag en busca de una manguera conectada.

Ya alcanzando a su rival, volvió con la línea cargada para arrojar un certero chorro sobre un blanco, y ya dueña de la punta, solo le faltaba arrastrar 20 metros un maniquí de 75 kilos, pero no llegó.

Aunque se convirtió en la víctima a socorrer fuera de programa, se repuso y posó sonriente para las fotos de sus compañeros. ¿Quién puede pensar que no merece una medalla?

Rompan papelitos, muchachos

10 agosto 2012

En mis caminatas a lo largo de casi toda Corrientes por el paro de subtes, hice algo útil que les propongo imitar: rompí muchos volantitos de prostíbulos, de esos que oscuros pegatineros adhieren en postes, teléfonos públicos, cestos.

Los encontré desde unas cuadras antes de Pueyrredón hasta el obelisco. No sé bien a cuáles comisarías corresponde la zona, eso le toca a las autoridades, porque es tan evidente y sospechosa la permisividad…

En un momento, encontré a dos hombres que iban pegando, y les hablé, sin agresividad:

– Qué laburo de mierda que tenés, deberías largarlo en cuanto puedas.

– ¿Y qué querés? Hay que llevar un plato de comida a la casa – me contestó uno.

– Sí, lo sé. El problema es con los tipos que organizan esto. Pero vos, cuando consigas otra cosa, largá este laburo.

Romper esos avisos no es mucho, pero que cada día más gente lo haga sube la presión social contra el proxenetismo y la trata de personas. Porque, recuerdo, la prostitución no es ilegal, quien elige esa ocupación sabrá por qué lo hace. El delito es la explotación sexual.

Entonces, modificando un poco lo que decía Clemente en el Mundial 78: ¡Rompan papelitos, muchachos!