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Otro acto terrorista de Israel

31 May 2010

El ataque en aguas internacionales del Mar Mediterráneo a la flotilla humanitaria civil que llevaba ayuda a los desesperados habitantes de la Franja de Gaza, sometidos a un bloqueo genocida, fue otro acto terrorista de Israel.

El primer responsable es por supuesto el gobierno fascista del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.

Pero también cargarán en sus conciencias por la sangre otra vez derramada los ciudadanos israelíes que lo votaron y lo aplauden, las organizaciones judías de todo el mundo que lo apoyan con honrosísimas excepciones, y los Estados Unidos, que lo sostienen y lo defienden al punto de impedir la condena de esta barbaridad en el Consejo de Seguridad de la ONU y oponerse a una investigación independiente del sangriento episodio.

El gobierno israelí, en su cinismo, llega al colmo de decir que los soldados que con gran apoyo de medios militares ofensivos irrumpieron armados hasta los dientes en un convoy humanitario civil y pacífico, «mataron para defenderse».  Perverso argumento para justificar la masacre de quienes se defendían con lo que tenían a mano ante el ataque de un comando de asesinos de elite.

Reproduzco el comunicado del gobierno de la Argentina, mucho más digno y explícito que Barack Obama apenas lamentando las muertes:

EL GOBIERNO ARGENTINO CONDENA ATAQUE ISRAELÍ

El Gobierno argentino condena el ataque perpetrado en aguas internacionales por fuerzas israelíes contra el barco de bandera turca “Fleet of Freedom”, que transportaba ayuda humanitaria para la Franja de Gaza.

La República Argentina lamenta profundamente la pérdida de vidas humanas producida en este episodio y efectúa un llamado a que se lleve a cabo una completa y exhaustiva investigación de los hechos ocurridos.

 La Argentina hace un enérgico llamado al cese inmediato de actos de violencia que agravan la situación en el Medio Oriente, y al levantamiento del bloqueo a la población de Gaza, permitiendo la libre circulación de las personas y el ingreso de ayuda humanitaria a la región.

 La Argentina urge a la estricta observancia del derecho internacional humanitario y de las resoluciones de las Naciones Unidas conducentes a lograr una paz justa y duradera en la región.

Buenos Aires, 31 de mayo de 2010

En el Día del Holocausto, no a un nuevo holocausto

27 enero 2009

Hoy, 27 de enero, es el Día del Holocausto. Me sumo sinceramente al homenaje a las víctimas de aquella tragedia. Y lo hago con el mismo sentimiento que pido detener el holocausto del pueblo palestino.

Como periodista, mi tributo siempre es un artículo. Esta vez reproduzco uno que escribí para la Agence France Presse (AFP) en 2005 cuando se cumplieron 60 años del episodio que dio origen a la recordación: la liberación de los pocos sobrevivientes de Auschwitz en 1945 por el Ejército Soviético.

«Mámelu, ¿por qué tienes ese número?»

Buenos Aires, enero de 2005.- «Mámelu, ¿por qué tienes ese número?, ¿no se borra?», preguntó la niña a su abuela, Regina Kenigstein, una sobreviviente judía del campo de exterminio nazi de Auschwitz que tiene «A-13885» tatuado en el antebrazo y a quien, 60 años después, aún se le anuda la garganta cuando habla del tema.

«Me dice Mámelu, porque así me llama mi hijo», explica esa abuela, de 76 años, en una entrevista con la AFP en la Asociación Israelita de Sobrevivientes de la Persecución Nazi ‘Sherit Hapleita’ (Lo que queda), en Buenos Aires.

Junto a ella están Julio Pitluk (83), con un indeleble «171.844» de Auschwitz en la piel, y Etka Gertler de Ursztein (81), quien se salvó de que la marcaran así pero no de varios meses en ése y otros campos de concentración.

Los tres eran adolescentes en setiembre de 1939 cuando la Alemania nazi invadió su país, Polonia, y luego estalló la Segunda Guerra Mundial; a los tres los recuerdos les dibujan el horror en las miradas aún hoy, cuando la vida ya logra hacerlos sonreír hablando de sus nietos.

Regina tenía 12 años cuando empezó a trabajar forzada para los ocupantes alemanes, y bien pudo ser uno de los quedaron en el camino del contingente que fue obligado a marchar a pie seis noches y seis días desde Lublin hasta Auschwitz, tres años después.

Estuvo confinada ocho meses en el campo anexo de Birkenau, donde un día fue testigo, a través de un portón abierto, del envenenamiento con gas y posterior cremación de un grupo de personas provenientes de Lodz.

Aterrorizada, se fugó cavando un hueco debajo de una alambrada electrificada y apareció en un hospital para no judíos, donde fue ocultada dos días por una enfermera, hasta que pudo colarse en un tren con carga humana.

Tuvo la suerte de ir a parar a una fábrica de municiones, donde le dieron ropa, mejor comida e instrucción laboral, y pudo llegar viva al momento de la liberación, unos meses después.

En 1940 Julio o Judel, su nombre original, vivía en Bialystok, recluido en el gueto, después de haber visto la destrucción con bombas incendiarias de la sinagoga con gente adentro y crímenes cotidianos.

Con cierta habilidad laboral como pasaporte, lo mandaron sucesivamente a Grodno (ahora en Bielorrusia), a Danzig y, el 3 de enero de 1944, a Auschwitz, donde lo derivaron al sector fabril llamado Buna.

«El 18 de enero 1945, nos hicieron marchar a Buchenwald y cada día fusilaban a los enfermos, a los que se retrasaban. El 7 de mayo de 1945, a eso de las diez, después de los fusilamientos del día, nos liberaron los americanos. Yo tenía 21 años», recuerda.

Julio dice que relata aquellos acontecimientos terribles casi como si fuera una película, en cambio, su esposa Zulema, otra sobreviviente del Holocausto, aún hoy se quiebra apenas empieza a contar.

Etka Gertler tenía 15 años y vivía en Lodz, segunda ciudad polaca, con sus padres, una hermana de 13 y un hermano de 10, cuando llegaron los alemanes y los confinaron en un gueto junto con otras 165.000 personas.

«A los cinco días sacaron gente para trabajar y mi papá ya no pudo volver. A mi hermanito lo hacían recoger cadáveres con una carretilla», relata.

Cuatro años después, toda la familia fue despachada para Auschwitz, en vagones de carga atestados de prisioneros, muchos de los cuales murieron en el viaje de cinco días sin agua ni comida.

Como no había lugar en las barracas, los nuevos estuvieron cuatro meses al aire libre.

En cierto momento, las mujeres fueron separadas del hermano menor, del que nunca más supieron, y finalmente despachadas a Stutthoff, «que era peor: chimeneas (crematorios) funcionando las 24 horas», asegura Etka.

Después de nueve meses, y con los aliados aproximándose, 4.500 prisioneros fueron llevados al barco Cap Arcona, donde estuvieron siete días en el mar encerrados en las bodegas, entre muertos y suciedad.

Como empezó a entrar agua, las tres se arriesgaron a subir a la cubierta con algunos grupos y comprobaron que la nave estaba abandonada y próxima a hundirse, lo que ocurrió el 3 de mayo de 1945, minutos después de que ellas y unas pocas decenas de personas fueran rescatadas por helicópteros ingleses.

Etka grabó su testimonio para el cineasta Steven Spielberg, y cuenta que el broche de la entrevista lo puso su nieta de cinco años que pidió hablar a la cámara: «Que el mundo nunca más tenga que pasar por lo que sufrió mi abuela», fue el mensaje.

Raúl Queimaliños

Patético papel de alguna dirigencia judía ante los crímenes de Israel

26 enero 2009

Muchos de los que hoy nos horrorizamos por los crímenes de Israel en la Franja de Gaza estuvimos al lado de los israelíes y de su embajador en la Argentina cuando en 1992 su sede diplomática en Buenos Aires fue volada por un atentado demencial. Y naturalmente, también estaba allí, unánime, la colectividad judía argentina, tan estrechamente ligada a ese estado.

Muchos de los que hoy condenamos la masacre israelí en Gaza estuvimos junto a la comunidad judía y los familiares de las víctimas, cualquiera fuese su origen, cuando otro terrible ataque destruyó la sede de la mutual argentina AMIA, en 1994. Por años apoyamos el reclamo para que ese crimen no quedara impune. Y fuimos conociendo caras, nombres, siglas que antes significaban poco y nada para muchos de nosotros.

Y si dimos ese apoyo fue porque quienes lo hicimos abrazamos valores humanitarios, los que nos hicieron sentir horror por el holocausto judío en la Segunda Guerra Mundial y otras matanzas históricas. Los que nos hacen repudiar la barbarie,  rebelarnos ante la injusticia y condolernos con las víctimas inocentes.

Entonces, ¿de qué otro lado podríamos estar hoy si no con las víctimas de un nuevo holocausto en ciernes: los palestinos?

¿Entenderán eso algunos dirigentes de la comunidad judía, o pensarán que cuando estuvimos codo a codo fue por una especie de simpatía innata por el pueblo hebreo que nos llevaría a apoyar cualquier aventura bélica del agresivo y superarmado Estado de Israel?

Empecé a preguntarme esto en 2006, cuando vi a algunos de aquellos dirigentes, algunas de esas siglas y muchos de sus militantes emprender una enérgica campaña de apoyo a Israel cuando su ejército invadió el sur del Líbano para destruir las milicias de Hezbolá, objetivo que no consiguió, y arrasar de paso la infraestructura de ese país, propósito que cumplió cabalmente.

Fue raro. Sonó forzado. No se entendía muy bien esa energía puesta por los propagandistas, a veces un compañero de estudios o de trabajo, en favor de una causa bélica ajena y por lo menos dudosa. La conclusión fue obvia, pesaba en ellos más el compromiso con Israel que cualquier otra consideración.

Dos años después, ya no me lo pregunto. Lo veo confirmado. Hay algunos dirigentes judíos argentinos haciendo un patético papel para apoyar de algún modo la criminal política israelí.

Y como no hay argumentos ni caras para justificar la matanza, todo el esfuerzo se agota en una acción distractiva. Resulta que la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) pidió una reunión urgente con el jefe de gabinete, Sergio Massa, porque -¡atención a esto!- «hay un nuevo brote de antisemitismo».

Señor Aldo Donzis: las pintadas que a usted le preocupan no son el anuncio de un pogrom,  dicen «Israel asesino», dicen «los palestinos son los judíos de los judíos», dicen «Israel = nazi».

Quiero cerrar con un sincero abrazo para todos los colegas de origen judío, militantes y dirigentes de instituciones de esa colectividad que -aunque sean minoría- sí comparten los valores humanitarios y cuestionan, critican y repudian lo que hizo Israel en Gaza.

Vayan algunos ejemplos:

http://www.clarin.com/diario/2009/01/23/opinion/o-01845045.htm

http://www.taringa.net/posts/noticias/2036963/No-hay-Gaza-para-tanta-Sangre-(Gaza-Israel).html

Sigo aplaudiendo a Obama

24 enero 2009

Prácticamente el primer tema de política exterior encarado por el nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, fue el conflicto entre Israel y los palestinos.

El tipo levantó el tubo, llamó a los principales dirigentes de la región y les dijo: «me comprometo a un involucramiento activo en la búsqueda de la paz». Y ahí nomás nombró para hacerse cargo del difícil tema en el terreno a George Mitchell, el ex negociador de la paz en Irlanda del Norte.

Lo aplaudo. No sé si el capítulo diplomático inaugurado saldrá bien, pero me gustó que fuera rápido. No había que dar ni un milímetro que le permitiera especular al peligroso gobierno israelí, que se apuró a masacrar y destruir todo lo que pudo en Gaza disparando contrarreloj mientras se agotaba el tiempo de George Bush hijo en el poder.

En tres semanas, el ejército israelí, con aviación, artillería pesada y ataques navales, dejó un tendal de destrucción en una zona densamente poblada, bloqueada desde hace meses, que carece de fuerzas armadas y sólo dispone de una milicia. Hubo 1300 muertos, incluidos 400 niños, quedaron miles de heridos, muchos de ellos mutilados, y una situación de desastre humanitario.

El total de muertos israelíes por los ataques de Hamás con cohetes a través de la frontera, que según el gobierno israelí fueron justificación suficiente para esta ofensiva devastadora fue de cuatro personas. Al final de la ofensiva israelí el número había llegado a 15.

Soñé que apoyaba a Israel

17 enero 2009

No van a creerlo. Soñé que apoyaba a Israel y protestaba contra los palestinos. Era una pesadilla como no puede ser de otro modo cuando se sueña con una guerra, pero en ese sueño yo estaba conforme con mi posición.

¿Les parece extraño? Les cuento más. En ese sueño el diario decía lo siguiente:

«El Ejército del Estado de Palestina, el más poderoso de Oriente Medio, equipado con armas de destrucción masiva y poseesor de medios nucleares aunque esto no es admitido oficialmente, continuaba hoy con sus bombardeos, por décimo día consecutivo, sobre la Franja de Tel Aviv, el estrecho territorio donde se hacinan un millón y medio de israelíes, que ya sufieron más de mil muertos, la mayoría de ellos civiles, y están inmersos en una catástrofe humanitaria, según reportan organizaciones no gubernamentales de socorro.

«La aviación palestina alcanzó 60 objetivos del terrorista Ejército de Liberación de Israel (ELI), según informaron las autoridades del Estado de Palestina, que ratificaron su determinación de continuar con la ofensiva hasta terminar con los ataques con morteros y bombas caseras que el ELI dispara desde la Franja de Tel Aviv por sobre el muro perimetral contruido por los palestinos y que en los últimos tres meses causaron cuatro muertos palestinos.

«En Bushington, capital de los Estados Asociados, primera potencia mundial, el gobierno mantuvo su veto en las Naciones Más o Menos Unidas para bloquear una condena al ataque y ratificó que el Estado de Palestina tiene derecho a defenderse del terrorismo.

«Por su parte, el Gobierno de Palestina lamentó haber bombardeado una sede para refugiados de las Naciones Más o Menos Unidas, y anunció que en un certero ataque fue muerto hoy otro de los dirigentes del estado mayor del Ejército de Liberación de Israel.

«En Tel Aviv, cercada capital de la Franja de Tel Aviv, un portavoz del ELI dijo que sus milicianos combatirán al Ejército de Palestina, que por su parte ya alista sus tanques y movilizó a miles de reservistas, con equipo que incluye visores nocturnos, para asaltar la ciudad.

«El portavoz dijo que el pueblo israelí tiene derecho a pelear por su territorio ocupado y a formar su propio estado, y  justificó los ataques terroristas con morteros a través de la frontera, afirmando que son un ‘medio de defensa’ contra el bloqueo al que es sometida la Franja de Tel Aviv por parte del Estado de Palestina, que impide la llegada de alimentos, medicinas y combustibles a los israelíes.

«Una fuente militar del Estado de Palestina reveló que uno de los objetivos de los bombardeos son los túneles que el ELI construyó hacia el vecino Líbano para burlar el cerco de hormigón, que son usados para el contrabando de armamento». 

Bueno, ahora lo digo bien despierto. Si los diarios dijeran eso, yo apoyaría a Israel, sin ninguna duda, y repudiaría a los palestinos.

El tema es que los diarios dicen otra cosa.

http://www.clarin.com/diario/2009/01/17/um/m-01841548.htm

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-118387-2009-01-17.html

http://criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=17298

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1090890&pid=5701111&toi=6259

A propósito de «mis muertos» o «tus muertos» en Gaza e Israel

10 enero 2009

Un lector de Clarín no dejó escapar una discriminación torpe (o sutil sesgo de la noticia) en que incurrió una crónica sobre la masacre en Gaza publicada por ese diario:

 

Jorge Ernesto Massa (massajorge@hotmail.com), de él se trata, lo precisó en una carta que fue publicada el 7 de enero:

 

“En la página 20 de la edición del 4 de enero (de Clarín) se desarrolla parte de la información sobre la invasión de Israel a la Franja de Gaza. Y como ilustración aparece una foto, a cuyo pie, sobreimpresos, se agregan datos en cifras: ‘460 son los palestinos que murieron, entre ellos hay 75 niños’ y ‘4 son los israelíes asesinados por los cohetes de Hamás’. Es difícil entender la causa por la cual a los palestinos se los califica simplemente de muertos y a los israelitas de asesinados”.

 

La observación de este lector atento pone el dedo en la llaga no sólo en la actitud disimuladamente parcial de algunos medios de prensa que se jactan de «objetivos» sino en la posición de varios gobiernos poderosos. No es una casualidad que el presidente de la Federación Argentina de Entidades Árabes tocara ese mismo tema en su discurso en el acto realizado la semana pasada frente a la embajada de Israel en Buenos Aires. Algo comenté el 6 de enero.

 

Justamente se preguntó por qué algunos no se horrorizaban por la matanza en Gaza después de haberse horrorizado con justa causa por las Torres Gemelas, Atocha y la AMIA.

 

Debo decir en defensa de Clarín, que ofreció al lector una respuesta digna, que transcribo:

“Todos los muertos en las guerras, del lado que fueren, son víctimas de la incomprensión y la intolerancia humanas. Y no deben ser diferenciados, como ocurrió en este caso y bien lo señala el lector”.

 

El mismo día, otro lector, Esteban Tortarolo (etortarolo@gmail.com), también publicó un comentario que transcribo:

 

“Me pregunto sobre la estúpida guerra en Gaza si no sería más inteligente que los palestinos de Hamás intentaran destruir el aparato militar israelí atacando sus bases militares en vez de mandarles ‘cañitas voladoras’ a los civiles israelíes.  Si no sería más inteligente que el Mosad (servicio secreto israelí) enviara comandos a destruir a los dirigentes de Hamás y su poder de fuego antes que matar niños e inocentes. O tal vez de eso se trata, de matar inocentes como si fuera una guerra étnica de exterminio. ¿De nada sirvió el Holocausto? ¿Nadie aprendió del drama de los armenios o de los utus?”

 

En este caso quisiera discrepar, y deseo hacerlo con todo respeto, Esteban, porque creo que tu comentario parte del dolor por los muertos inocentes, que comparto plenamente.

Sin embargo, lo que no comparto es que sugieras simplemente mejorar métodos y no que sencillamente te pronuncies por el fin de la guerra.

El conflicto en Oriente Medio no tiene solución militar. Debe ser político y sin más muerte.

 

El 6 de enero, Mónica Patricia Zavala (mapozavalawicz@live.com) también se pronunció sobre el tema:

 

“Israel y los palestinos de Hamás rompen por estas horas los delicados cristales de la paz. En cada Navidad y Año Nuevo los ciudadanos del mundo, en su mayoría, pedimos paz. Pues, nuevamente, todos nuestros ruegos han caído como cristales rotos. Israel invadió la Franja de Gaza el sábado 3 de enero y sigue allí la lucha. Es indignante que la comunidad internacional, a pesar de sus grandilocuentes discursos y costosas sedes, no logre evitar las muertes que se suman a cada hora en este conflicto.

Israel ha vivido en nuestro país dos trágicos e imperdonables atentados y nunca olvidaremos a quienes ya no están con sus familias. En tierras palestinas, por su parte, viven en una asfixiante economía que contradice toda declaración de derechos humanos. Pues bien, ¿hasta cuándo vamos a tolerar la impotencia de las organizaciones internacionales que deben disuadir la incursión de acciones bélicas? La sordera de la comunidad internacional ya permitió aquellos históricos cristales rotos, la muerte de millones de personas también la invasión de Irak basada en falsedades, etc. etc. etc. ¿Cuántas muertes más?”