Archivo de junio 2008

Se recibió Gaby

30 junio 2008

Hola a todos. Estoy en Tucumán, cubriendo la cumbre del Mercosur y por eso había hecho una pausa en la actividad de esta bitácora, pero hay una noticia que no admite demoras.

Confirmado: se recibió Gaby (mi hija, 25), nueva licenciada en administración de empresas (UBA). Y creo que hay más, porque no tuvo bochazos y redondeó un promedio de alrededor de 8 puntos.

¡Vamos Gaby!

La confirmación oficial será este miércoles, a huevazo limpio (aunque a mí no me gusta esa tradición).

Prometo foto. 

Se murió el «Sopre»

26 junio 2008

No era Olmedo, no era Altavista, pero ayudó mucho a que ellos fueran lo que fueron.

Se murió Vicente La Russa, el creador del inolvidable «Preso» que acompañaba como fotógrafo al Minguito de Juan Carlos Altavista cuando iban a hacer las desopilantes entrevistas para «La Voz del Rioba».  El mismo que caracterizado como patrón negrego, zamarreaba a Olmedo en el papel del insignificante Chiquito Reyes. ¡Cuánto nos reímos con ellos!

Una pena.

Treinta años después

26 junio 2008

A las 12.30 se hará un acto en la ESMA. De allí saldrá una columna hacia el estadio con una bandera con las fotos de los desaparecidos.

En el Monumental habrá una tribuna vacía, para simbolizar a los que no están. El partido comenzará a las 15. Jugadores del 78, del Sub-20 y no profesionales.

16.30 empezará el recital: Spinetta, Viglietti, Liliana Herrero, Lito Vitale, Arbolito, Sara Mamani, Liliana Vitali, Horacio Fontova y La Bomba de Tiempo.

Más información www.institutomemoria.org.ar

Nariz, chapas, ropa falsa, villas… ¿y Pablo?

25 junio 2008

Mientras el conflicto por los impuestos a la exportación de soja estuvo en la calle me contuve con algunos temitas para no ser desubicado, pero ahora quiero mencionarlos. 

Publicidad jodida. La de Fiat Punto y el narigón. Jodida porque primero, tener una gran nariz es presentado como algo terrible, descalificador. Segundo y principal, porque si tenés un auto caro, no importa nada. El «tener» es lo decisivo, aún contra lo evidente y real.  Basura ideológica.

Chapas en Constitución. Vi en la tele largos reportes sobre las decenas de chapas que alguien se viene afanando desde hace meses de las paradas de colectivos de Constitución, por las que pasan decenas de miles de personas todos los días. La nota era eso: «¡Qué barbaridad! ¡Se roban las chapas! La gente se moja cuando llueve». No escuché una sola mención al hecho de que el gobierno de la ciudad no las repone. 

Ropa de marca falsificada.  Vi otro extenso informe -en este caso de América, con idea tomada de Clarín de esa mañana- sobre falsificación de prendas «de marca». El tono tendiente a escandalizado de los colegas era así: «¡Qué barbaridad! ¡Falsifican la ropa! ¡Se pueden comprar zapatillas de una calidad pasable a tres veces menos (sic) el precio. Por ejemplo, esta camiseta de la Selección Nacional, que la auténtica sale 199 pesos, la venden a 55. Claro -acotó Guillermo Andino-, entonces cualquiera se compra una y le dicen ‘Qué afortunado sos, te pudiste comprar una’, y en realidad es falsa». Ay Andino, qué denuncia, qué sensibilidad ante la injusticia, deschavaste una estafa moral inadmisible.

Precios abusivos. A propósito de este tema, me gustó el análisis de Enrique Martínez, presidente del INTI, que está convencido de que «la indumentaria falsificada es la respuesta del mercado a los márgenes abusivos derivados del poder de la marca». Cuestiona por ejemplo: «Falsificar una marca es ilegal. Vender un producto basado en la propaganda a más de 10 veces su costo no es ilegal. ¿Es ético? ¿Es justo? (Versión completa en http://www.inti.gov.ar/sabercomo/sc49/inti1.php)

Macri, el empresario. Aunque en la campaña proponía urbanizar las villas, Mauricio Macri ahora duda. Bah, creo que busca la forma de no hacerlo. Ideó un plebiscito para preguntarle a los vecinos si están de acuerdo con urbanizarlas y si para ello están dispuestos a pagar más impuestos o que se posterguen otras obras. ¿Ustedes huelen a respuesta inducida? ¡Qué malpensados! Yo creo que hay que comprenderlo, es sólo empresario, no piensa como gobernante, y entonces plantea las cosas como un negocio, las pone en plata, pregunta si conviene o no al bolsillo. Ay Mauricio, Mauricio. Resulta que los vecinos son todos, no sólo los que viven en buenas casas, y los que están en villas tienen derechos, no son un negocio malo que tenemos que evitar. ¿O vas a hacer algún plebiscito para la urbanización que falta en Puerto Madero? ¿O le preguntaste a alguien si estaba de acuerdo con el impuestazo con el que debutaste?

En qué andará Pablo. Otra vez no sé mucho de Pablo (20, mi hijo). Sin embargo, me enteré de que andaba buscando dadores de sangre para la hermana adolescente de un amigo que está internada. No pongo aquí la búsqueda porque ya consiguieron lo que necesitaban. ¡Bien Pablo!

La avenida Corrientes tiene sueño pesado

24 junio 2008

Les había prometido poner una nota que el Cronista Noctambulante hizo el año pasado sobre Corrientes, en línea con lo de la calle Florida. Para que no repitan por inercia aquello de «la calle que nunca duerme».

Pese a la reactivación, Corrientes ahora se acuesta temprano

Buenos Aires, 26 de abril de 2007.- Corrientes, la emblemática avenida porteña que años atrás nunca dormía, sufre en los últimos tiempos de sueño pesado del que, pese a la reactivación económica y al auge del turismo, sólo se desperaza los sábados y los domingos.

«Hoy estamos hasta las 2. Los fines de semana no cerramos, pero no se hace nada», dice Domingo Martínez desde detrás de la caja de La Ópera, enla esquina de Callao, que a la 1 sólo tiene cinco de sus 70 mesas ocupadas.

En una de ellas, tres varones y una chica de veintipico componen una escena muy frecuente años atrás, escasa hoy: un debate a la salida del cine, café de por medio.

«Vimos La Antena, excelente, en el Arteplex y queríamos ir a La Giralda pero estaba cerrada», informan Nico y Rodrigo, músicos, que comparten la salida con Diego, fotógrafo , y Silvana, de ocupación «aún indefinida».

Es gente con vocación artística pero ninguno de ellos sabe que el complejo al que fueron es el sucesor del legendario Cine Arte, y que sus salas se llaman Lorraine, Loire y Losuar para evocar el circuito que en los 60 y los 70 ofrecían en Corrientes películas de autor.

«Una noche vine a Corrientes con una amiga y resultó que andábamos nosotras solas y los cartoneros. La noche ahora está más en San Telmo«, refiere Silvana.

En el Brick, en la esquina de Rodríguez Peña, la única mesa con hombres maduros tiene opiniones divergentes sobre las causas, pero concuerda en que «la noche, acá, murió».

«Hubo un cambio de hábitos. Los cines tienen competencia en los shoppings y comer afuera es más caro. Mucha gente sale del teatro y va derecho a buscar el auto», dice Adrián Merlo, que se dedica a la importación.

«La crisis puede ser pero más que nada es la inseguridad», sostiene en cambio Alberto, joyero, mientras que Daniel, del mismo ramo, apunta que surgieron lugares alternativos como Puerto Madero y Palermo.

Marcelo, periodista, 53 años, lee en el Ramos, en Corrientes y Montevideo, mientras toma un café y un coñac, pasadas las 2.

«En realidad, todavía hay lugares a los que se puede ir tarde. Lo que ya no hay es encuentro. No se forman esas mesas a las que se van agregando conocidos a medida que van llegando», explica.

En frente, La Paz, ya cerrada, luce pulcra y fantasmal, sin conexión con el espíritu efervescente de los 70. cuando desbordaba de pelilargos apasionados por la cultura, el psicoanálisis y la revolución social.

Testigos de aquellos tiempos afirman que en una misma noche -y tal vez en una misma mesa- era posible encontrar a Daniel Filmus sin barba y a Jorge Telerman con pelo, hoy candidatos porteños.

Hasta quizás hayan competido por ganarse la atención de una morocha de Filosofía y Letras, como hoy lo hacen desde los afiches para seducir a la Reina del Plata.

Ricardo, desde hace 39 años diariero en esa esquina, confirma la falta de público en el volumen de venta. «En promedio, vendo la mitad, y de noche, mucho menos».

Seis quioscos. detrás de rejas o con custodios, unos puestos de diarios y uno de flores, es todo lo que está abierto entre Callao y el Obelisco a eso de las 3 de un día de semana.

Ni hablar de las librerías, parte del código genético de la avenida, que en ningún caso pasan de la medianoche.

Cirujas trabajando duro, varios «sin techo» durmiento en la puerta del Teatro San Martín, unos artesanos simpáticos que muestran sus productos en la vereda mientras comparten «un vino» y tarjeteros que ofrecen «chicas» son los personajes con los que puede toparse el ocasional caminante.

«Es general», diagnostica Raúl, quien desde el estallido de la crisis, en 2001, cada noche camina 15 kilómetros por todo el centro porteño vendiendo café con un carrito y una batería de termos.

«Desde Nueve de Julio hasta el Bajo, desde Corrientes hasta Santa Fe apenas si hay dos boliches abiertos de noche. Ahora la trasnoche de los cines termina a la 1, y por la Avenida de Mayo y Rivadavia, desde la Plaza de Mayo hasta Once, de noche no es posible comprar el diario», detalla.

Raúl Queimaliños

La sórdida cara nocturna de la calle Florida

23 junio 2008

El Cronista Noctambulante hizo un paseo por Florida. De noche, claro. ¿Y saben qué? Llegó a la conclusión de que no debe haber lugar en Buenos Aires de mayor contraste entre su imagen y actividad diurna y su realidad nocturna. Van segmentos del artículo que escribió:

Sin multitudes, negocios ni glamour en la Florida nocturna

Buenos Aires, 23 de junio de 2008.- La bulliciosa, renombrada y cotizada calle Florida, el paseo de compras que ningún turista omite visitar, es también el ámbito de mayor contraste porteño, entre el gentío y el glamour diurno y la soledad y sordidez de sus noches.

Si al mediodía el consumo es una fiesta, a medianoche el hambre hace cola en los restaurantes de comida rápida en busca de desechos comestibles y genera tensiones con los camioneros de la recolección que este año tienen instrucciones de llevarse todo.

En su exacto kilómetro de extensión, desde Rivadavia a la plaza San Martín, tiene casi 300 comercios de cien dólares por metro cuadrado de alquiler mensual promedio, pero por las noches sólo funcionan dos puestos de diarios y dos de flores, una farmacia de turno permanente y un maxiquiosco por cuadra.

«En general vienen personas de la limpieza de oficinas o de vigilancia, gente de Cliba (limpieza de calles), algún policía, gente del subte o los que miran los medidores de luz y gas», describió Alberto, encargado de un quiosco cerca de Diagonal Norte.

Diego, de 22 años, que atiende otro quiosco próximo a Lavalle, confirmó además que los escasos 20 ó 25 clientes que pasan por noche casi todos llevan cigarrillos.

En una lenta caminata a las 3 de hoy, sobre las estresadas aunque bien iluminadas baldosas de la peatonal, a esa hora bien barridas y lavadas, el cronista se cruzó con apenas 30 personas.

El cartel electrónico del Banco Ciudad indicaba 6 grados, vallas metálicas montaban guardia ante la sede de la Sociedad Rural, unos muchachos repartían tarjetas de clubes nocturnos en el cruce con Tucumán, una mujer parecía esperar a alguien en la esquina de Paraguay.

Podían verse también muchas palomas, obligadas al picoteo nocturno porque de día la gente les impide tocar tierra, y unas cuantas ratas en los cuidados canteros con arbustos próximos a Marcelo T. de Alvear, en el extremo elegante de la arteria.

El diariero de turno en la esquina de Corrientes recibe los diarios a las 2.30 y vende a algunos taxistas y automovilistas que se detienen cómodos a esas horas, pero apenas unos 25 por noche.

«Cuando en el Luna (Park) hay recitales, a la salida mucha gente pide cancioneros o pósters del artista que fue a ver, como pasó hace poco con (el mexicano) Marco Antonio Solís», añadió.

En cambio, el del cruce con Paraguay es categórico: «De noche lo único que se vende son revistas porno».

Aunque está próximo a importantes hoteles y tiene también publicaciones extranjeras, casi no atiende turistas de noche, porque «los mismos conserjes les dicen que no anden a estas horas por la calle».

Antonio, de 59 años, que hace diez cartonea, arranca cerca de las 3 todos los días y recoge unos 35 kilos de cartón en una decena de puntos de la peatonal donde se los reservan. Después recorre otras 300 cuadras hasta entregar su «cosecha» a las 2 de la tarde en Constitución.

«Mucha gente viene a buscar cartón aquí, especialmente los viernes, sábados y domingos. Nos dan 28 centavos el kilo. Hace seis meses estaba a 40/42 centavos», informó.

Entre las 3 y las 6, Héctor, de 58 años, vende unas veinte docenas de facturas por noche, y varias más hasta las 9, cuando levanta el improvisado puesto que salvo los domingos instala frente a la notable fachada del Banco de Boston.

«Viene gente que trabaja de noche en los bancos o en call centers, gente de la limpieza. Va bien, llevo 15 años ya», dijo, mientras despachaba medialunas a 60 centavos la unidad y churros bañados en chocolate a 75.

Raúl Queimaliños