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La aldea mbya guaraní de Yyryapú empezó a recibir visitantes oficialmente

27 marzo 2013

¡Han recorrido muchachos y chicas, gente de Yyryapú, un largo camino! Hora de cosechar tanta siembra y cuidados. Va la nota en la que conté que el gran día por fin llegó. Para los muy interesados, hay más notas en esta bitácora de otras etapas de este gran emprendimiento, pero hay que buscarlas por la etiqueta «Yryapú», que es como escribía antes el nombre.

Inicia sus actividades una empresa de turismo gestionada por indígenas

Yyryapú 1La primera empresa de turismo autogestionada por indígenas de Misiones iniciará este jueves sus actividades en el territorio de una comunidad mbya guaraní próximo a las Cataratas del Iguazú, donde esperan contingentes de visitantes de la Argentina y de Europa para las próximas semanas.

Se trata de «Yyryapú, turismo guaraní», un emprendimiento de etnoturismo autogestionado por la comunidad Yyryapú («sonido de las aguas») en la selva próxima a las famosas cascadas, su territorio ancestral.

Los responsables del emprendimiento informaron que a través de operadores de diversos mercados emisivos, viajeros nacionales, italianos, franceses y polacos anunciaron su visita a Yyryapú en el primer mes de actividades.

«Entre otros, los estudiantes universitarios del turismo representan uno de los segmentos más interesados en conocer esta experiencia vinculada al pueblo originario de la selva misionera», destacaron.

La empresa comunitaria ofrecerá paseos guiados por senderos selváticos y, en un centro de visitantes, los jóvenes mbya contarán aspectos de su patrimonio natural y cultural.

También se ofrecerán artesanías y actuarán grupos corales con instrumentos típicos y canciones atesoradas por la comunidad por generaciones.

Los responsables de la empresa destacaron que además de generar trabajo, el emprendimiento estará al servicio del bienestar de las familias del tekoá (aldea) y de la conservación de la selva, que es el hábitat natural de los guaraníes.

Parte de los ingresos de la nueva actividad irán a un fondo comunitario para atender necesidades que se determinen, como instalar una bomba de agua o pagar un remís para llevar a una parturienta al hospital.

«Yyryapú, turismo guaraní» se trata de la primera empresa social bajo control indígena que se suma a los atractivos del destino turístico Iguazú, foco de un multimillonario negocio internacional.

La aldea está a pocos minutos del centro de Puerto Iguazú, ciudad fronteriza con la paraguaya Ciudad del Este y la brasileña Foz de Iguazú, y muy próxima al Parque Nacional Iguazú, que rodea las cataratas.

En su territorio recibirá diariamente desde las 8 a los visitantes, que serán atendidos por equipos de jóvenes capacitados en la escuela «Clemencia González-Jachuka Yvapoty», creada en 2007 por la comunidad con apoyo de una ONG y cofinanciada por los gobiernos de Canadá y de Misiones.

Asimismo, como resultado de una donación de la Fundación Interamericana y la gestión de la Fundación Banco de Bosques, Yyryapú cuenta con la infraestructura y los servicios indispensables para su inserción en los circuitos nacionales e internacionales del turismo responsable.

El inicio de actividades es un hito en la batalla de este pueblo de la selva por conservar su cultura y su forma de vida. Sus líderes han definido que fundar la empresa, más que para hacer un negocio, procura que les permita seguir viviendo según sus pautas culturales.
Coro 5
«Se busca reproducir la vida, no el capital», explicó en su momento Claudio Salvador, coordinador del Proyecto Modelo de Autogestión para Turismo y Empleo (Mate), que acompañó siete años esta experiencia hasta su maduración.

En la aldea viven unas 500 personas, de las cuales unas 15 o 20 tendrán empleo directo en la empresa comunitaria, mientras que unos 50 artesanos podrán aprovechar el movimiento que se genere para vender sus productos.

Construyen barrios privados sin preservar sitios arqueológicos

31 diciembre 2012

Una sorda y desigual lucha se libra en cierto rincón bonaerense entre Dique Luján (Tigre) e Ingeniero Maschwitz (Escobar). Las lucrativas inversiones en barrios privados está arrasando sitios arqueológicos precolombinos y han despertado la oposición de agrupaciones indígenas, defensores del patrimonio cultural y vecinos sensibilizados con el tema, que no se oponen a los emprendimientos, pero reclaman que sean cuidadosos y respetuosos con esa herencia invaluable.

Hoy refiero uno de los tantos episodios que jalonan esta pulseada, que seguramente será larga y accidentada.  De hecho, la noticia que les cuento a continuación, que ocurrió en Nochebuena, quedó rápidamente envejecida, porque alguien se ocupó luego que retirar los carteles, pero vaya igual a título ilustrativo de lo que allí está ocurriendo en los últimos años:

Señalan un sitio arqueológico donde se construye un barrio privado

El Movimiento en Defensa de la Pacha, formado por descendientes de diversas etnias indígenas, advirtió hoy sobre la existencia de un sitio arqueológico de 2000 años de antigüedad en un predio del partido bonaerense de Escobar donde se construye un barrio privado.

Se trata de la obra del «country» San Matías, de 200 hectáreas en la localidad de Ingeniero Maschwitz, desarrollada por la firma Eidico al lado de El Cantón, de 500 hectáreas, y de Nordelta 2, de 1500, todos en construcción, en una zona que comienza a conocerse como «Nuevo Escobar», informó Pablo Badano, vocero del Movimiento.

La organización «reivindicó la presencia de los espíritus de los pueblos originarios en el corazón del futuro country San Matías», según informó en un comunicado.

Lo hizo mediante una ceremonia ritual de 45 minutos, en la que participó el anciano kolla Pedro Moreira, que consistió en encender un fuego, música sikuri y una ofrenda a la Madre Tierra.

«Nos retiramos dejando una apacheta, un pequeño montículo de piedras que identifica los lugares sagrados», informó Badano.

Con esta ceremonia ancestral, el Movimiento completó el señalamiento de siete sitios arqueológicos ubicados entre la ruta 25 de Escobar, la ruta 27 de Tigre, el río Luján y las vías del ferrocarril General Mitre.

La zona, de unas 8000 hectáreas, está atravesada por los arroyos Escobar, Garín y Claro; y «coincide con un territorio de humedales y campos que están desapareciendo desde los `90 para dar paso a los grandes complejos de barrios privados», indicó el Movimiento.

Reclaman la protección de un cementerio indígena en el Tigre

18 noviembre 2012

Una organización de descendientes de diversas etnias indígenas pidió a las autoridades conocer el destino de 116 cuerpos extraídos por arqueólogos en el nordeste bonaerense a lo largo de más de un siglo y reclamó que se preserve un antiguo cementerio en el Tigre, en la primera reivindicación de este tipo en la Provincia de Buenos Aires.

El sitio que motiva la iniciativa es Punta Querandí, entre el canal Villanueva y el arroyo Garín, en las afueras del pueblo bonaerense de Dique Luján, cerca del paraje Villa La Ñata, donde tiene una propiedad el gobernador bonaerense Daniel Scioli.

El lugar es frecuentado por pescadores y otros visitantes en plan recreativo, pero según el Movimiento en Defensa de la Pacha, fundado en 2009 por descendientes de indígenas emigrados desde sus lugares ancenstrales a la zona metropolitana y por otras personas, es ambicionado por proyectos inmobiliarios.

«Lo que reclamamos que sea mantenido como lugar público y se preserven los restos que allí dejaron los pueblos que habitaban la zona antes de la invasión europea», dijo a Télam Pablo Badano, integrante del Movimiento y periodista de temas indígenas.

La organización construyó allí un salón, señalado con carteles y la whipala, la bandera de los pueblos originarios, que fue generando un movimiento cultural en su torno, a tal punto que es visitado por delegaciones escolares.

El descubrimiento del valor arqueológico e histórico del lugar se dio a partir de la extensión del canal Villanueva en el marco de la construcción en la zona del barrio privado Santa Catalina, hace más de una década.

«Esa obra afectó un cementerio, conocido como sito Garín, del mismo modo que el sitio Sarandí desapareció por Nordelta. Del lugar se sacaron dos cuerpos. Ya no se discute que es un cementerio, lo que lo convierte en un lugar sagrado. Santa Catalina se construyó encima y lo dañó», afirmó Badano.

Más tarde, los vecinos comenzaron a observar restos arqueológicos que afloraban al desprenderse tierra de las barrancas de la otra orilla del canal Villanueva, producto del proceso erosivo. Ese lugar es Punta Querandí.

El interés de organizaciones de pueblos originarios creció hace unos años cuando visitantes y pescadores fueron advertidos por guardias privados de barrios cerrados próximos, que el lugar había sido comprado para otro proyecto privado.

En diciembre de 2008, una investigación arqueológica encargada por una constructora excavó durante diez días en un sector de 18 metros cuadrados de los más de 6000 que tiene el terreno en cuestión.

Encontró cerámica y restos de animales consumidos como alimento y otras evidencias de un antiguo asentamiento, pero no cuerpos humanos, por lo que el informe funcionó como visto bueno a nuevas construcciones.

La novedad movilizó a las personas y organizaciones indígenas que se habían interesado por lo que el 4 de enero de 2009 constituyeron el Movimiento en Defensa de la Pacha, instalaron allí un acampe permanente para evitar obras en el lugar, hicieron su propia búsqueda que sí dio con restos humanos, y luego construyeron el actual salón, según relató Badano.

El Movimiento tomó nota además de un informe de Daniel Loponte y Bárbara Mazza, expertos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano y del Conicet, que contabiliza 116 cuerpos encontrados por arqueólogos en la zona de Tigre, Escobar y Campana, desde el siglo 19.

A partir de ello, unió el reclamo de preservación «del sitio público y sagrado de Punta Querandí» al de conocer el destino de los restos de aquellos ancestros indígenas.

El domingo 4 de noviembre, en el comienzo de un mes que para muchas culturas originarias está dedicado a los difuntos, el Movimiento hizo un homenaje a los ancestros en Punta Querandí.

Las decenas de personas que se congregaron para la ceremonia compartieron luego una comida comunitaria, levantaron un altar e hicieron una caminata para reconocer algunos de los enterratorios indígenas de la zona.

En rigor, la festividad se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre y es de origen previo a la llegada de los españoles. “Según la tradición, durante ambos días, quienes ya no están físicamente presentes en el mundo regresan para visitar a sus seres queridos, por única vez en el año”, explicaba el documento que convocaba a aquella ceremonia.

“Es costumbre preparar altares para esperarlos y agasajarlos, donde se colocan flores, velas, fotografías de los difuntos, comida, bebida junto a figuras y otras ofrendas. Esta fecha es vivida con alegría y expectativa, ya que es una oportunidad para reencontrarse con ellos”, añadía.

Optimizan técnica quechua para mejorar la construcción antisísmica

16 noviembre 2012

Investigadores argentinos comprobaron las ventajas económicas, ambientales y técnicas de una tecnología quechua para la construcción antisísmica y trabajan en normalizar su conocimiento, hasta ahora empírico, para alentar su utilización en condiciones óptimas.

Se trata de una tecnología de edificación denominada quincha, un término que significa cerco con palos o varas y alude al uso de la caña para erigir la vivienda.

«Es una propuesta que cada día cobra mayor importancia como tecnología alternativa de viviendas sustentables», aseguró Guadalupe Cuitiño Rosales, ingeniera civil, becaria doctoral del Conicet en el Instituto de Ciencias Sociales, Humanas y Ambientales (Incihusa), en Mendoza.

La experta afirmó que crece su utilización «ya sea por la constante demanda de una vivienda digna como por el deseo de vivir en una casa construida de materiales naturales».

La quincha se originó en el Perú y es empleada desde tiempos prehispánicos en la zona de influencia incaica.

Si bien la ingeniería civil tradicional propone diseños altamente resistentes a los temblores, las construcciones con quincha son una opción de escaso impacto ambiental y con un costo de menos de mil pesos por metro cuadrado.

Estas construcciones son utilizadas principalmente en las zonas rurales y en los alrededores de las zonas urbanas, donde se tiene más acceso a los materiales naturales como cañas y tierra para hacer el barro de los muros y troncos de árboles, que se utilizan para las columnas de la vivienda.

Además, esta tecnología permite ahorrar en mano de obra ya que es posible que el propietario construya la vivienda por sí mismo.

El equipo de investigadores que integra Cuitiño buscó definir y precisar varios aspectos de esta tecnología, dado que «es muy empírica y se trata de conocerla un poco más en base a estudios normalizados».

La investigación apunta, por ejemplo, a establecer la mejor proporción de arena-arcilla-fibra vegetal para el barro de los muros, con la dificultad de que «cada suelo es diferente y se deben estudiar las proporciones para cada tipo de suelo», dijo.

También se estudia el armado de la estructura con caña para mejor resistencia y el comportamiento térmico.

«Respecto de la construcciones de hormigón armado y ladrillo, tecnológicamente se han ensayado paneles a escala real y han mostrado un buen comportamiento estructural», reveló la investigadora.

Respecto de las pruebas térmicas se estableció que «la quincha con un espesor de 10 centímetros tiene un comportamiento similar al de un muro de ladrillo de 20 centímetros de espesor», aseguró Cuitiño.

«El objetivo es avanzar hacia una mayor sustentabilidad del cerramiento, mejorar las condiciones térmicas y confort interior, y lograr que la radiación solar que ingresa alcance un buen porcentaje de calefacción necesaria,» explicó la investigadora.

Las estructuras con quincha utilizan cimientos y vigas de hormigón sobre los cuales se disponen hasta cinco hiladas de ladrillo o piedra junto con un material hidrófugo, que repele el agua y evita el ascenso de la humedad a los paneles de tierra.

Sobre esta base se erige la estructura principal, que en el centro-oeste del país es de rollizos de álamo o eucaliptos, y luego los muros construidos con caña.

Para el esqueleto interno de las paredes se utiliza caña recubierta con una mezcla de tierra arcillosa, arena y fibra vegetal como puede ser paja de trigo o de centeno.

Gracias a esta combinación de materiales, las construcciones son livianas y muy flexibles, lo que permite que frente a una fuerza sísmica los muros de quincha se deformen bastante antes de llegar al colapso.

Los estudios de ingeniería realizados para precisar la resistencia de estas estructuras indican que son «sismorresistentes con un comportamiento muy satisfactorio, aunque tienen la desventaja de tener poca resistencia a la acción erosiva de la lluvia», describió Cuitiño.

La zona de alto riesgo sísmico, donde ocurren la mayoría de los terremotos, según el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), abarca las provincias de Mendoza, San Juan y La Rioja y el sur de Catamarca.

La digna estrategia de una aldea guaraní para conservar su estilo de vida

3 septiembre 2012

Quiero ponerlos al día con el proyecto de la aldea guaraní de Yyryapú, próxima a las Cataratas del Iguazú. Esa comunidad conserva en su territorio un retazo de esa selva que siempre fue su hogar, y para adaptarse a la nueva realidad, la pelea desde hace años para explotarla turísticamente, sin caer en la trampa de quienes les proponen darles unos pesos para que «hagan de indios», mientras otros hacen el negocio.  Va la nota que hice al respecto:

Aldea guaraní misionera organiza su propia empresa turística

La comunidad mbya guaraní Yyryapú, próxima a las cataratas del Iguazú, está a punto de alcanzar un hito en su batalla por conservar su cultura y su forma de vida, con la organización de una empresa turística de base comunitaria.

«Estamos en la etapa de definir el papel de cada uno: quién administra, quién se ocupa del mantenimiento, quién atiende a los visitantes», detalló Claudio Salvador, coordinador del Proyecto Mate (Modelo de Autogestión para Turismo y Empleo, http://www.proyectomate.org/), que acaba de cumplir siete años acompañando esta experiencia.

El proyecto apunta a que, tras capacitarse, los propios indígenas se organicen para explotar en forma autónoma la recepción de visitantes en su territorio, y puedan obtener así una porción del millonario negocio turístico que rodea a las Cataratas.

«El negocio no es la prioridad -aclaró Salvador- sino conservar su propia cultura; que les permita seguir viviendo según sus pautas culturales. Se busca reproducir la vida, no el capital».

En la aldea, cuyo nombre significa «ruido del agua», viven unas 500 personas, de las cuales unas 15 o 20 tendrán empleo directo en la empresa comunitaria, mientras que unos 50 artesanos podrán aprovechar el movimiento que se genere para vender sus productos.

Salvador con un niño de Yyryapú

«La comunidad definió que parte del dinero que se recaude irá al fondo comunitario, para atender las necesidades que se determinen, como instalar una bomba de agua o pagar un remís para llevar a una parturienta al hospital», explicó Salvador.

La nueva empresa, cuya actividad se viene ensayando en forma embrionaria, organizará visitas a la selva a través de senderos, con guías indígenas que no sólo les mostrarán su milenario conocimiento de la naturaleza sino también aspectos de su cultura.

El nivel de maduración de la iniciativa requirió un largo camino previo, en el que otro hito fue la creación, en 2007, del Centro Intercultural Bilingüe Mbya Guaraní Clemencia González Jachuka Yvapoty, también llamado «Escuelita de la Selva», cofinanciado por los gobiernos de Canadá y de Misiones.

Allí, en un aula edificada en el territorio de la aldea Yyryapú, profesores de las dos culturas, formaron a jóvenes y adultos para desarrollar las tareas turísticas, desde el guiado hasta la administración.

En cinco años pasaron por aquí unos 120 alumnos, de los cuales unos 30 certificaron sus capacidades, con el aval del gobierno de Misiones a través del Servicio de Enseñanza Privada.

«Siguiendo su línea y su propio modelo de diálogo intercultural respetuoso, el Proyecto promueve la capacitación y la ampliación del capital social preexistente en el territorio, tendiendo a la autogestión comunitaria de los bienes y servicios que se ponen en juego con la actividad del etnoturismo», dijo Salvador.

El coordinador considera que con el recorrido hecho hasta ahora, «el turismo cultural mbya guaraní autogestionado está cerca de posicionarse como un atractivo más en la oferta del destino».

“Los avances son evidentes, pero todavía falta algún tiempo para cantar las victorias”, afirmó.

Salvador destacó que «Yyryapu resistió muchos años el canto de sirena de las empresas interesadas en monopolizar el turismo indígena».

«Quisieron ser ellos los dueños y rechazaron la estigmatización de ‘los indios’, como un recurso a ser apropiado por agencias y operadores del turismo masivo», subrayó.

Por tal motivo, el coordinador considera que «Yyryapu no transformará el sistema, pero agregará una tonalidad diferente al conjunto de atractivos locales».

Día del Niño en la aldea Yryapú (carta de la selva misionera)

22 agosto 2012
Me llegó una carta desde la selva misionera, de mi amigo Claudio Salvador. Relata el festejo del Día del Niño en la aldea mbya guaraní de Yryapú (ruido del agua), cercana a las Cataratas del Iguazú, a la que de vez en cuando le damos alguna mano en sus esfuerzos por una vida digna y feliz. Va el texto:
«La fiesta fue fantástica. La cantidad de chicos imposible de saber. Entre 150 y 200. Pero estuvieron también muchas mamás y papás, autoridades comunitarias y todo el equipo –alumnos y docentes- de la Escuelita de la Selva.
«Algo maravilloso es que los niños festejaron todos juntos recibiendo la visita de CASI TODAS LAS FAMILIAS de Jasy Porâ, la aldea vecina.
«Hubo dibujos en cantidad, campeonatos de fútbol y voleibol, con trofeos hechos artesanalmente.
«Tomasa fue la cocinera, con la ayuda de Hugo, un guardaparque provincial que es uno de esos grandes gauchos que poco abundan.
«Cielito, nuestra maestra de teatro y comunicación realizó un enorme y cariñoso trabajo.
«Música en equipo a cargo de Valerio y luego se presentó el coro dirigido por Kuaray Tupâ Marcelo Martínez y nuestro compañero maestro Karai Sondaro Ricardo Pato Fernández.
«Mucha alegría y un enorme respeto. Después del chocolate, que se sirvió cerca de las 18, Kuaray Papá Francisco Franco –vicecacique de Yyryapu- se refirió a los dibujos. Destacó que muchos de ellos reflejaban a los animalitos, la selva y representaciones del teko porâ, buen vivir de los guaraníes originarios. Pero no hubo ganadores, todos fueron triunfadores del concurso de dibujo.
«Los juguetes se evaporaron en pocos minutos y algunos niños no recibieron, unos cincuenta creo. Fue un toque un poco triste, pero todos estaban felices por el momento vivido.
«La abuela Jachuka Yvapoty Clemencia González presidió la fiesta».